¡Feliz jueves mis queridos lectores!
Hoy les escribo porque llegó el turno de escribir sobre mi ciudad favorita en todo el viaje. Aunque sólo duramos un día, sin duda, Viena fue el lugar que logró quitarme el aliento de principio a fin.
Al partir de Praga tomamos un bus a Bratislava en Eslovaquia. Resulta que Viena queda a solo una hora en tren y Bratislava es mucho más tranquila y sobretodo económica. El tren que hace el recorrido es súper bonito y elegante así que resulta ser la mejor opción para el invierno. Si se viaja en verano lo mejor sería animarse por viajar en barco por el Danubio ya que sin duda sería lo que pondría la cereza en el pastel.
Al llegar a Viena lo primero para visitar es la catedral St. Stephens, una magnífica construcción en el centro de la ciudad. La magia de conocerla en invierno es la cantidad de carrozas con tiernos caballos abrigados por el frío alrededor de ella. ¡Era como estar en la mitad de una escena de Por Siempre Cenicienta!
La ciudad es muy grande pero el centro de ella, como en el resto de las ciudades, es lo más importante para conocer. En Viena, de todas las ciudades, fue donde más sentí que llegaba navidad y aunque no soy muy fan de la fecha debo aceptar que todas las ferias navideñas salidas de cuento, las bebidas calientes y adornos preciosos hacen que se despierte el espíritu navideño en cualquiera.
Viena está llena de lugares para conocer, desde museos preciosos hasta una calle peatonal inmensa con marcas soñadas de diseñador de un extremo a otro. La biblioteca pública es uno de los lugares más increíbles de toda la ciudad, es la biblioteca más grande que he visto en mi vida y tiene un parque en frente que no tiene nada que envidiarle al Central Park.
Para finalizar, mi lugar favorito, el Palacio de Belvedere. La construcción de estilo Barroco más increíble de todo el mundo. Debo decir que soy una de esas chicas que creció viendo películas de Disney y al planear este viaje aspiraba conocer los más bonitos palacios y castillos. Pues bueno, puedo decir que ninguno supera la perfección de éste y su jardín.
Viena es una ciudad encantadora. Ordenada, limpia, divertida y llena de lugares interesantes. Un must en cualquier lista de destinos soñados.
Les escribo pronto 🙂