¡Buen día queridos lectores!
Hay un dicho que dice que para conocer el mundo basta con viajar a las Vegas y puedo decirles que es verdad y lo comprobé. Desde el momento en que salimos del aeropuerto internacional McCarran las construcciones más impresionantes de todo el mundo comenzaron a divisarse a lo lejos.
La Torre Eiffel, la estatua de la libertad, los canales de Venecia, un castillo medieval y hasta una de las pirámides de Egipto son tan sólo algunas de las sorpresas que se encuentran a lo largo del strip. Más allá de las famosas máquinas y juegos de azar, las Vegas es un lugar lleno de magia, buena música y un excelente ambiente. Se debe recorrer caminando ya que muchos de los casinos están conectados entre sí y no es fácil darse cuenta donde comienza uno y se acaba el otro. Por eso no olviden: zapatos cómodos, chaqueta para el aire acondicionado y cámara en mano para no perderse ni un solo rincón.
Cada casino es completamente diferente al otro y tiene algo impresionante que ofrecer. La entrada a los espectáculos es opcional y tan solo con caminar uno a uno los casinos se van a gastar varias horas. Mis favoritos, el Venetian, Caesars Palace, New york New york y el grandioso, alucinante e increíble: Bellagio. Un sueño hecho realidad que encanta con su show de fuentes al mejor estilo de Ocean’s Eleven.
Para los amantes de lo clásico les recomiendo el downtown. Lo mejor es ir de noche y dejarse sorprender por los primeros casinos y sus avisos históricos. Pero para los atrevidos, les aconsejo olvidarse de las aburridas maquinitas y dejarse tentar, aunque sea una vez, por alguna de las mesas de juego. Nosotros lo intentamos con la ruleta y nos fue de maravilla.
En conclusión, la experiencia de las Vegas es única y volvería mañana mismo sin pensarlo un minuto.
Vestido: Stradivarius
Zapatillas: Pull and Bear
Chaqueta: Lec Lee
Fotos: Andrés Morales
Les escribo pronto 🙂
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