¡Buen día queridos lectores!
Por fin está parando la lluvia, llega el fin de semana y con él toda la buena onda para un nuevo post de viaje. El turno de hoy es para Sofía, capital de Bulgaria. Una ciudad ubicada en el centro de la península balcánica llena de cosas interesantes, lugares para visitar y estaciones del metro tan bonitas que serán difíciles de volver a encontrar.
Paramos en Sofía por dos días ya que no queríamos hacer un viaje tan largo desde Rumania hasta Turquía, nuestro destino final, y no nos pedían visa. De todas las ciudades que visitamos, esta capital fue la menos turística y por lo tanto la que más retos nos puso desde la llegada: la moneda, el transporte y el idioma, que además de sonar parecido al ruso, ¡se escribe con símbolos!. No obstante, cuando logramos tener Internet todo fue más sencillo.
Sofía es una ciudad tranquila, con plazas enormes, con ferias para comprar recuerdos y templos para visitar por todas partes que rebosan de historia en cada rincón. Es transitable en metro (les recomiendo comprar el pasaje por día), lo que la hace más grande de lo que cualquiera piensa, y hace un frío impensable en invierno ya que, además de ser la cuarta ciudad más alta de toda Europa, tiene pocos edificios altos lo que permite que el viento de las montañas que la rodean se sienta hasta los huesos.
Si van en eurotrip hacía Turquía, Sofía es un sí en el recorrido.
¡Les escribo pronto! :)